lunes, 6 de marzo de 2017

Polenta con pajarito.

 Salimos después de mucho tiempo con mi mujer y con otra amiga.
Fuimos a ver unas bandas y unas gentes que leían poesía. A mí personalmente nunca me gustó mucho ver a otra gente leer porque no siguen los tiempos con los que me gustaría escuchar tal o cual texto y como """"buena estudiante de actuación"""" Detesto el cántico monótono y sin vida que adormece el cerebro. No te deja entrar bien las palabras y termina siendo más divertido escuchar el final de las propagandas radiales que todo rápido te dicen "Válida su compra..."
Ahí estaba una banda de esas que sabés que no van a llegar a nada. Sin magia. sin armonía. sin diversión ni nada. Y la cantante...
La cantante era más flaca que mi amiga La Tana. La cantante más flaca que mi amiga La Tana podía, sabe Dios como, sostener todo su cráneo y su cerebro y su pelo y sus pestañas, con sus huesos flacos y su falta de carne. Era (o es, porque no sé si sigue viva) tan flaca que las medibachas le bailaban.
Son esas cosas que no dudás un segundo. Me acerqué a la cocina y pedí que me den agua hervida, como no tenían plato rompí una botella de Quilmes y coloqué el agua hervida ahí y lo llené de polenta que llevaba en mi mochila. Siempre llevo polenta en la mochila. Con la otra parte rota de la botella maté una paloma que estaba cuidando su nido. POLENTA CON PAJARITO.
Volví. Esperé a que terminaran su canción. A la música se la respeta. Me acerqué decididamente con una cucharita de plástico y mi pulenta rústica para alimentar a la cantante más flaca que mi amiga La Tana. Se negó. Me preguntó que hacía. Confundieron mi acto heroico con una performance. Forcejeo. Blanco total. Cross derecho. Uppercut. Patada voladora. Swing. KAME-HAME-HA. Blanco total.
Pulenta con pajarito por intravenosa.

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