lunes, 9 de julio de 2018

Provienen del plasma de la sangre



    No estaba atenta a que le estaban bajando la luna. Esa noche estrenaba botas de lluvia y estaba saltando en los charquitos, que porque estabas bajando la luna, se hacían más grandes entre salto y salto. No estaba atenta a que le estaban bajando la luna porque en los charcos que crecían crecía su reflejo y la entristecía tanto tantísimo tener que verse la cara. Espejos acuáticos de mierda creciente, solo eso podia pensar. Ese día la luna sanguínea combinaba con las botitas de luvia nuevas. Y mientras él pelaba tubos, se hacía cayos en las manos y pulveriza sus dientes apretandolos con fuerza, ella se ahoga en su reflejo, que crecía por la luna y porque ella llora con gota gorda y lloraba de tanta tantísima tristeza de tener que verse la cara. Y a ella se le enfrutilla la cara de sollozar y a él le sale la misma fruta en las manos de tirar. Qué son las mismas frutas que combinan con las botas y la luna.

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